3.3.06

Hablando con el papel imaginario

Esta es la sencilla carta de una persona que murió hace algún tiempo, y que desde el mas allá o de donde se encuentre hace llegar el texto hasta esta publicación, en ella cuenta algunas de las cosas que suceden allá y episodios que sucedieron durante parte de su vida, espero que lean con atención lo que el quiere decir en ella.

"Jamás entendí las cosas que no se ven en esta vida, sólo sé que existen porque pude sentirlas de tantas maneras que ya no quedaba mas por gozar y menos por sufrir. Sé que algún día ame y también sé que algún día odie, pero denominarle "amar" a ese sentimiento no basta para explicar lo que realmente significa; ya no sabia que hacía allá todo era impredecible en relación a lo que podía hacer; y la seguridad me hacia ingenuo y las dudas las dejaba pasar: Nunca supe porque amé y tampoco supe porque deje de gozar ese sentimiento, pero cuando pensaba en las cosas que podían pasar sucedían de maneras similares y mi pensamiento no las podía hacer cambiar, menos mi esfuerzo que quedo a mitad de camino. Nunca hice algo bueno o positivo y quizás tampoco me daba el espacio para hacerlo y si algún día hice algo bueno seguramente no nació de mí, sino que seguí la corriente del río. Hubo un tiempo en que no creí en el amor y después volví a creer como un niño, cuando me di cuenta que uno puede ser de una sola persona. Odio, fue en lo único que no deje de creer, eso será siempre utilizado; aunque no está como antes en mi, creo que lo he dejado, pero tengo la seguridad que nunca desaparecerá. Nunca pude reconocer las cosas importantes de las sencillas, para mí era todo en desacuerdo a mi línea, la cual muchas veces me daba vergüenza explicarla; recuerdo que alguna vez fue mas importante para mi observar a la gente en vez de mirar los fuegos artificiales. Para mí siempre fue mas importante estar con la persona que quise, que salir con ella a locales nocturnos a gastar dinero y a embriagarse si con ella me bastaba para estar en otro estado. En la vida pensaba que todo tenia explicación por estúpida que fuera y alegaba por eso; tampoco nunca supe porque deje de creer en Dios si todos creían en él, y tampoco sé porque no lo odio si es que existiera. Le perdí el sabor a la vida muy temprano y nunca quise hacer esfuerzo de recuperarlo; no me gustaba hacer nada, todo lo encontraba irracional desde mi punto de vista, no entendía porque tenia que llegar a la hora donde no quería estar, ya no me gustaba jugar en exceso como cuando era niño, tampoco quise hacerme más amigos, y mientras estaba allá me di cuenta que varias personas se morían por tenerlos y hacían esfuerzos para conocer a mas gente; a mi me importaba estar "Yo" y alguien más, tres eran de verdad multitud. Nunca me gusto la belleza y a veces me avergonzaba decir que las cosas feas para mí eran bonitas o tal vez negar una belleza típica. Siempre tuve muchas ganas de saber cosas inéditas o filosofía con explicaciones de preguntas raras, pero lo raro es que nunca hice esfuerzos por estudiarlos, prefería dedicarme a pensar antes que hinchar mis ojos en leer libros; pero no servia de nada porque casi todo estaba ya escrito. No recuerdo haberle pedido ayuda a alguien en algún momento, siempre preferí hacer las cosas solo, y por eso me gustaba andar solo sin nadie que me dijera que lo acompañe o que lo ayude para cosas sencillas. Pienso que lo único que pedí en esa vida fue dinero, el resto me daba lo mismo, nunca me molesto estar solo; yo solamente ofrecía, nunca pedía. Muchas veces dije las cosas que no debía decir pero las sentía en ese momento y después de unos minutos o segundos pensaba cosas distintas respecto de un tema, pero sí me podía dar cuenta de los cambios de mis pensamientos y no tuve porque negarlos. Nunca amé la razón, sólo cuando amé. Y desde que supe que amé, me di cuenta que cambié en algunos grados mis maneras de pensar, pero como nunca mas amé no supe si había cambiado realmente en todos los sentidos, o quizás fueron sólo pensamientos. Siempre me gusto la noche, ver las estrellas y no ver mi alrededor; pero si algo relacionado con eso nunca entendí, es el por qué odie tanto los atardeceres y amaneceres, no soportaba los cambios de día a noche y viceversa. Me llenaba de tristeza ver como desaparecía el día y ver como se terminaba la noche. La verdad es que no me gustaban muchas cosas de esa vida, que al final, como todos los seres humanos, sabia que se iba a acabar y no entendía tampoco que hacía viviendo en un lugar tan raro y que no se sabe de su existir; que gana uno en la vida resistiendo, si vamos a desaparecer igual, y si alguien me dice que goce de la vida; me da exactamente lo mismo, si satisfacciones tuve varias y no quiero mas, ni menos las necesito. Acaso el que muere feliz pasa a otra etapa donde el odio no existe y todos somos Reyes. Me encuentro miles de veces mas raro estando acá, las cosas son mucho mas tranquilas. Nadie te molesta y no hay roce, por que ya no estamos formados por cuerpos. Solo somos lo que no se ve en la vida. Y lo mas triste es que no me he encontrado con nadie porque ahora si que me encuentro solo, aparte de mi no hay nada, excepto mis pensamientos, recuerdos, imágenes y emociones que encontré en la vida de la cual me despedí hace algunos días. Por lo menos en la vida sabía que había cambios pero aquí la constancia y monotonía de lo que pasa no sé si tiene variaciones. Sólo me entretengo escribiendo con la pluma de memorias en el papel imaginario. Tal vez moriré de nuevo, pero si no es así, los molestaré. "